
Desde su regreso a la Casa Blanca, Donald Trump ha estado pidiendo a Moscú y Kiev que cesen los combates. Este lunes hará una nueva intentona con una llamada a Vladimir Putin en la que, según informó tratará de que se “logre un alto el fuego” y “que esta guerra tan violenta, una guerra que nunca debería haber sucedido, llegue a su fin”.
Sin embargo, hasta el momento sus esfuerzos no han producido grandes avances en la solución del conflicto, desencadenado por la invasión rusa que, en más de tres años, ha causado decenas de miles de muertos, tanto civiles como militares. “El presidente está decidido a obtener resultados” en Ucrania, dijo el enviado especial de Donald Trump, Steve Witkoff, antes de advertir: “Si él no puede lograrlo, nadie podrá”.
El Kremlin mantiene sus exigencias maximalistas: que Ucrania renuncie a su adhesión a la OTAN, ceda cuatro de sus regiones parcialmente controladas por Rusia, además de Crimea, anexada en 2014, y que cesen los envíos de armas occidentales.
Ucrania rechaza firmemente estas exigencias y exige la retirada del ejército ruso, que todavía ocupa casi el 20% de su territorio. Para evitar otra invasión rusa en el futuro, Kiev también dice que exige fuertes “garantías de seguridad”.