
El calor extremo (38 grados a las tres de la tarde) marcó el desarrollo del partido. Obligó a hacer constantes parones para que los futbolistas se refrescaran o mejor dicho para que respiraran, o que los suplentes del Bayern estuvieran en el vestuario hasta bien entrada la primera mitad o que cualquier parón para atender a un rival o amigo fuera celebrado por el resto. Hasta en siete ocasiones buscaron el refugio de la atención médica. Es inhumano jugar en estas condiciones y lo pagó el fútbol de los dos equipos, con un ritmo lento y parsimonioso. Luego, el partido, volvió a demostrar que el jugar bien y el dominio, acerca, pero no es un método infalible, tal y como quedó demostrado en la chicharrera de Charlotte. Setenta y dos por ciento de posesión no valieron para que el Bayern ganara.
Benfica o Bruno Lage mejor dicho, vio mejor que nadie lo que caía por Charlotte y aleccionó a sus jugadores para que salieran enchufados hasta que fueran capaces de aguantar. Y bien que lo hicieron, porque de salida y hasta un poco más del primer cuarto de hora fueron muy superiores al Bayern, con un jugador como Di María que no es eterno pero lo parece. Vuela hasta en condiciones extremas y cuando tiene que encarar lo sigue haciendo como el primer día.
Orkun Kokcu, en el banquillo hasta el 54
A Lage no le tembló el pulso y dejó fuera del once a Orkun Kokcu no le gustó que Bruno Lage decidiera prescindir de él en la recta final del partido ante Auckland. Lo hizo público y notorio. Las consecuencias a la reacción llegó en forma de suplencia hasta el minuto 54.
Precisamente fue Di María el primer que avisó, en el minuto doce. Instantes después el Benfica confirmó lo que ya había dibujado desde el inicio del partido. En esta ocasión fue Prestiani el que llegó a la línea de fondo, levantó la cabeza para que Schjelderup hiciera a lo que estaba obligado, que no era otra cosa que batir a Neuer.
El tanto no hizo si no confirmar lo que se estaba viendo desde el inicio y que hablaba de la necesidad de uno y lo ya hecho por el otro, es decir, el Benfica necesitaba ganar, algo que no sucedía a un Bayern, que hizo los deberes derrotando a Boca Junior, sellando su clasificación una jornada antes del final del grupo
Kompany sabía que algo tenía que hacer, pese a su clara intención de repartire minutos, tal y como configuró el once inicial. Kane, Kimmich y Olise, así de golpe para empezar la segunda parte y empezar a someter al Benfica,
La facilidad de Olise y el gran partido de Trubin
La apisonadora alemana aplastó al Benfica, que curiosamente tuvo una clara ocasión para sentenciar, pero Neuer se hizo gigante ante Artükoglu. Antes había sido Sané (hasta en dos ocasiones), después Kane, Olise, Pavlivic, Kimmich (gol anulado), los que pusieron a prueba a un buen Trubin y a dos muros como Otamendi y Antonio Silva.
Ni la mejor versión de Olise (impresiona la facilidad con la que se va), bastó para que el Bayern enmendara sus primeros veinte minutos. Al Benfica le bastó el orden, una defensa perfecta y patadones a seguir en la segunda mitad para aplacar al equipo alemán. De poco sirvió el setenta y uno por ciento de posesión. Una vez más. Benfica y Bayern dejaron fuera de la competición a Boca Juniors, uno de los animadores del Mundial, al menos sus aficionados.
Ficha técnica