
Los bombardeos de este fin de semana de tres instalaciones nucleares iraníes por parte de Estados Unidos ha dejado una calma chicha en los mercados, a tan solo unas semanas de que concluya la pausa en las negociaciones arancelarias entre Estados Unidos con Europa. Precisamente el temor a una escalada del conflicto y su impacto en el precio del petróleo y las presiones inflacionarias que acarrearía son una de las principales preocupaciones de las firmas de inversión, que se mantienen alerta a la reacción de los activos considerados tradicionalmente como refugios, como los bonos norteamericanos y el dólar.
Las gestoras tratan de monitorizar la respuesta del régimen iraní, como algún tipo de cerco al Estrecho de Ormuz, por donde transita el 20% del tráfico petrolero mundial, la mayor parte en dirección a China, o posibles represalias hacia bases de EEUU en el Golfo Pérsico o posibles sabotajes de instalaciones petrolíferas en la zona.
Pero no pierden de vista que, en cualquier caso, la atención del mercado estará focalizada en el fin de la pausa arancelaria del próximo 8 de julio, por lo que cualquier acontecimiento en Oriente Medio se calibraría bajo el prisma de una mayor tensión en la inflación.
De momento, las gestoras no esperan una respuesta inmediata de Irán porque sería contraproducente para sus propios intereses. “Las últimas semanas han demostrado la impotencia del régimen desde el punto de vista militar y estratégico, sobre todo desde el debilitamiento de sus aliados regionales (Hezbolá, Hamás, Hutíes), lo que no le deja otra salida a la crisis que la negociación, siempre que pueda salvar la cara para preservar su credibilidad ante el pueblo iraní”, apuntan Michaël Nizard, responsable de multiactivos, y Nabil Milali, gestor de multiactivos en Edmond de Rothschild AM
A su juicio, el bloqueo de Ormuz sería la última opción, ya que supondría “un suicidio financiero para el régimen, dado que sus propias exportaciones de petróleo fluyen a través del Estrecho, y que los países más expuestos a una interrupción de los flujos serían los asiáticos, empezando por China, que actualmente representa casi el 90% de las compras de petróleo iraní, y que corre el riesgo de ver cómo se forma una coalición internacional en su contra en este escenario”, explican Nizard y Milali, quienes subrayan que el suministro de alimentos de Irán se realiza principalmente a través del Estrecho de Ormuz, lo que debería acabar por convencer al régimen de evitar su bloqueo “si no quiere arriesgarse a sufrir escasez y malestar social”.
La reacción del mercado en anteriores crisis del petróleo y su impacto en la bolsa también ayuda a mantener la prudencia, teniendo en cuenta que, como subrayan en Muzinich, “tal vez el riesgo más infravalorado actualmente es el grupo de plazos a principios de julio, que incluyen una solución diplomática para Irán, la fecha límite autoimpuesta del 4 de julio para la aprobación final del proyecto de ley fiscal de EEUU, la expiración el 8 de julio del aplazamiento de 90 días de los aranceles recíprocos, y la expiración el 9 de julio del indulto arancelario del 50% de la UE”. Todo un cóctel de noticias con consecuencias directas para los inversores. “Nunca es aconsejable arrinconarse a uno mismo con múltiples plazos difíciles”, señalan en la firma en relación a Trump. porque “al igual que hacer malabares con demasiadas bolas a la vez, eventualmente, es probable que se te caiga una”, añaden.
De momento, los inversores han acudido a comprar bonos norteamericanos a diez años, lo que ha ayudado a reducir su rendimiento hasta el entorno del 4,318%. “Queda por ver si recupera su estatus tradicional de valor refugio o si sigue mostrando debilidad relativa frente a alternativas como el Bund alemán”, señalan en Allianz Global Investors, quienes advierten de que aunque que el dólar se ha fortalecido inicialmente como valor refugio, un conflicto prolongado y un repunte de la inflación complicarían la estrategia de la Reserva Federal. “A medio plazo, la situación se vuelve más incierta: la economía estadounidense arrastra un doble déficit, tanto en sus cuentas públicas como en su balanza exterior, lo que debilita los fundamentos de su moneda. Si además se pierde confianza en el dólar como activo refugio, podría acabar viéndose presionado a la baja”, subrayan.
En Generali AM también consideran “muy llamativa” la “tímida” reacción del dólar, dado el sentimiento y el posicionamiento alcistas justo cuando estalló la crisis. “Trump querrá evitar un shock estanflacionario de larga duración que sería castigado en las elecciones de mitad de mandato de 2026. Y la economía estadounidense ya se enfrentará a un shock inducido por los aranceles en los meses de verano”, apunta Thomas Hempell, responsable de análisis macro y de mercados de la gestora. “Seguimos siendo estructuralmente bajistas respecto al dólar estadounidense, que apenas se ha beneficiado de las tensiones geopolíticas como otra señal de su erosionado atractivo como refugio seguro”, afirma Hempell.
Gilles Moëc, economista jefe de AXA IM, tambien subraya que en los próximos días vigilaran si se observa algún movimiento a favor del dólar y los activos estadounidenses sin riesgo”. “Queremos ver cómo reacciona el mercado en los próximos días. De hecho, la semana pasada nos sorprendió cómo, a diferencia de episodios anteriores de tensión en Oriente Medio, los bonos del Tesoro de EEUU y el dólar no repuntaron de forma tangible tras los primeros ataques israelíes a Irán. Si esto se repite esta semana, sugeriría que el mercado sigue muy preocupado por la postura política general de EEUU, especialmente en materia comercial y fiscal”, concluye.