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Irán bombardeó la base militar de Estados Unidos en Qatar como respuesta al ataque de Donald Trump al país de Oriente Medio. Según el Ministerio de Defensa catarí y el propio Pentágono, los misiles no provocaron ninguna víctima ni ningún impacto.
Esta situación la vivió de cerca Julen Esnaola, un español que vive en Qatar, el entrenador de porteros del Al-Sailiya. El irundarra estaba a punto de empezar el entrenamiento de la pretemporada cuando vio luces en el cielo.
Así lo ha narrado en Radio San Sebastián: “Parecían fuegos artificiales. Yo les dije a los porteros que había una fiesta cerca de la ciudad deportiva. Fue entonces cuando me dijo uno de los porteros, que es de origen palestino que no eran fuegos artificiales, que eran baterías antiaéreas que salían de la base militar de EE.UU.”.
Todo el equipo regresó a casa y durante el trayecto en coche pudo ver más luces en el cielo: “De camino a casa, en la autopista, me encontré unas llamas espectaculares y era una de esas baterías antiaéreas que había caído sin explotar al lado de la autopista, parecía que estaba en un videojuego”, ha explicado Esnaola.
Esto llevó al entrenador de porteros a buscar soluciones de emergencia: “Paré en un supermercado de mi urbanización, llené el coche con víveres mientras escuchaba las noticias. Si continuaba el bombardeo tenía dos opciones, ir al metro, o al desierto”.
Más tarde se enteraron de que el ataque iraní era para los Estados Unidos y no contra el pueblo catarí: “Entendimos la situación y he dormido tranquilo. Ahora continuamos con nuestra vida normal, como si no hubiera pasado nada”.